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Ahora están arrestando sabios. A cualquiera que ose manifestarse. Incluso escritores satíricos y cronistas. Y a los matemáticos. Y todos van a parar a la arena. El senado no aprobó la ley marcial. El régimen de terror es de los soldados pretorianos. Me da miedo salir cuando cae el sol. Más miedo deberían darte tus actividades diurnas. El senado está lleno de espías suyos. Liderados por el rufián de Falco. Pero ¿en qué piensa? Eso es lo que me preocupa. Pasa sus días únicamente obsesionado con la preparación del festival para honrar a tu padre. No cumple incluso con las tareas más básicas del gobierno. ¿Qué está planeando? ¿Y qué lo está pagando? Estos juegos están costando fortunas y sin embargo no hay nuevos impuestos. El futuro. El futuro lo paga. Ha empezado a vender las reservas de granos. No puede ser cierto. Está vendiendo la reserva de granos de Roma. En dos años el pueblo se morirá de hambre. Espero que disfruten los juegos. Dentro de poco, morirán por culpa de ellos. Roma debe saber esto. ¿Cómo? Disolverá el senado. ¿Quién se los dirá antes de que sea tarde? ¿Tú, Graco? ¿Tú, Gayo? ¿Denunciarán a mi hermano en un discurso en el senado para luego ver a su familia en el coliseo? ¿Quién se atrevería? He vivido a diario presa de la angustia pues mi hijo es el heredero del trono. Debe morir. Quinto y los soldados pretorianos tomarían el poder para sí. No. Decapítala y la víbora no podrá atacar. Lucilla, Gayo tiene razón. No podemos lograr nada sin neutralizar a los soldados pretorianos. Entonces, ¿no hacemos nada? No, niña. Mantenemos nuestro consejo. Nos preparamos. Mientras el pueblo lo apoye, seremos voces sin fuerza. No somos nada. Pero cada día que pasa, se hace enemigos. Un día, tendrá más enemigos que amigos. Ese día, actuaremos. Entonces daremos el golpe. Pero mientras tanto somos dóciles. Somos obedientes. Y somos traicioneros. Vamos. Fuera del camino. Elígeme. Quiero cubrirte de besos. Está bien, es suficiente. Cómodo quiere batallas. Pero no sacrificaré a mis mejores hombres. La multitud quiere batallas, así que el emperador se las da.